Estamos acostumbrados a una rutina. Sin darnos cuenta disfrutamos de las cosas cotidianas, no apreciamos nuestro entorno hasta que lo perdemos porque sabemos que siempre podemos volver a él, que todo va a seguir siendo igual. Frente a la cotidianeidad uno sabe a que atenerse y me permite anticiparme. No hay sorpresas y nos da tranquilidad. David le Breton consideraba la vida cotidiana como un refugio seguro en el cual uno se siente protegido e inmerso en hábitos y rutinas. En la rutina se constituye la vida afectiva, familiar y profesional y reinan las intenciones de los sujetos.[1]
Tenemos la impresión de que todo es siempre lo mismo, no nos sentimos amenazados y sentimos un orden en el sentido de la corporalidad, una armonía entre cuerpo y alma.
Es por eso que cualquier tipo de separación involucra dolor. Dejamos una marca en todo lo que habitamos y es por eso que nos cuesta tanto dejarlo.
El recuerdo puede llegar a jugarnos muy en contra, todo aquello a lo que estamos en sintonía a diario.
Despegarnos de nuestro núcleo genera un dualismo entre el cuerpo y el alma.
Para ser hogar tenemos que trasformarnos es eso, es decir cuando nos adecuamos y nos involucramos en ese lugar donde podemos ser nosotros mismos, donde se nos presenta un espacio en el cual podemos desenvolvernos, pensar, familiarizarnos con lo que nos rodea, tenemos intimidad
Nada de esto sucede en los campos de concertación, donde la mente esta en constante lucha contra el dolor insostenible y no antes experimentado .Surgen sensaciones extremas de hambre, frío, calor, agotamiento, etc.
La sensación de vacío absoluto. Estos lugares no presentan ninguna de estas de las características de hogar. Lo que se quería era justamente escapar a ello. Haberse visto identificado en él hubiera significado trasformarse en lo que era el objetivo de campo de éste: en la nada. La destrucción de todo lo que conforma al individuo. Implica el hundimiento
La susceptibilidad del hombre hacia el dolor
No todos afrontamos de igual forma las situaciones limites o de dolor. Pero por lo general buscamos llenar vacíos, a veces lo logramos mediante la abstracción, o a través del reemplazo (que no nos lleva a nada). El hombre siente necesidad de anestesiar el dolor de alguna forma por que se encuentra en un estado de desesperación. Su estado se halla profundamente vinculado a la soledad muchas veces. En estas situaciones aún más, donde la dignidad de los hombres tiende a desvanecerse. “Hemos llegado al fondo, una condición humana mas miserable no existe, y no puede imaginarse”[2] . Lo más parecido a modo de ejemplo en relación a una pérdida de importante magnitud puede ser la de un ser querido, alguien muy cercano y que forma parte importante de nuestras vidas. Separarse del otro no es fácil porque nos atormentan los recuerdos, nacen el deseo de querer cambiar las cosas, en algunos casos sentimientos de culpa y de abandono. Cada uno busca la manera que como remediarlo, porque como ya antes había mencionado el hombre tiende a amortiguar el dolor. Los hombres muchas veces son débiles. Se refugian en lo que pueden.
A modo de ejemplo: El escritor estadounidense James Ellroy encontró refugio en sus rincones, provenía de un hogar destruido. Luego recurre a la dependencia de diversos tipos de drogas a lo largo de su vida( lo que le suele pasar a muchos) Llegó al punto de sentir que su mente había muerto y que su cuerpo no era de él, vivió horrorizado por el temor de volverse loco, suplicó a Dios que lo conservara cuerdo. Se podría decir que se acerca a Dios por medios apofáticos, es decir a través de la negación porque para el era inalcanzable e incomprensible. Tenía miedo a que lo castigara por todos sus pecados y finalmente consigue salir de esto al darse cuenta de si mismo y trasformándose en escritor. Hay infinitas maneras de superar los problemas.
Cuanto se puede llegar a deteriorar una persona físicamente antes de colapsar? Caer en el desequilibrio mental. Hacer cosas que nunca pensamos que podríamos. Es impresionante la transición que puede atravesar la personalidad de las personas ante situaciones límites. Sus valores cambian completamente las cosas comienzan a tener distinto significado.
Llegaron a la búsqueda de ellos mismos, de lo que son. De identificarse en el otro tal vez y así comprender lo que son. Su finalidad en este mundo.
Ideología errada
Se sabe que todo conflicto bélico trae consigo horribles consecuencias situaciones de violencia y carencia extrema y todo provocado por el mismo ser humano. El hombre a través del tiempo ha estado caracterizado por la ambición de poseer poder sobre otros, de ser respetados por ser la autoridad máxima (según sus ideales), ejercer soberanía y en el caso del nazismo la creencia de ser superiores racialmente ante otros. Castigarlos con tal brutalidad por el hecho de considerarlos traicioneros de la patria. Para Hitler los judíos representaban todos los males que aquejaban a la nación alemana. El enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la nación, debilitándola y por ello debían ser castigados. Es irónico pensar en su sentimiento de superioridad cuando ellos mismos no representaban las tan requeridas características del hombre ario. Por ejemplo Himmler fue el principal responsable de la llamada solución final y del manejo de los campos de exterminio además de ser jefe de las selectas SS que debían encarnar en teoría lo mejor de la estirpe alemana. Sin embargo, tenía rasgos orientales y un porte físico que era seguramente inferior a muchos de los judíos que mandó matar en los campos de exterminio, además de poseer un intelecto limitado y una apariencia ordinaria[4]. Otros ejemplos son Goebbels (ministro de propaganda) Goering (vivo ejemplo del pueblo de la sociedad atlética y saludable a la que aspiraban. Con sus 160 kilos), Rohm (jefe de las SA y un reconocido homosexual), Bormann (jefe de cancillería) y por supuesto Adolf Hitler, pintor fracasado, defensor del nacionalismo sin ser alemán y aparentemente de ascendencia judía que acabó cobardemente con su vida.
A Modo de conclusión:
“El hombre moderno y contemporáneo se jacta de poderlo todo, de ser dueño y dominador de todo y ser capaz de producirlo todo(al menos al principio). Y sin embargo el hombre no es capaz de producirse a si mismo. Mi existencia, la de cada uno es un hecho bruto que se nos impone y sobre el cual por ende, no tenemos poder alguno. De pronto me he encontrado existiendo (…) hecho que, en este sentido es totalmente irracional, impermeable a la razón.”[5]
Es por eso que es importante hacerse interrogantes, comprender el ser. Aquellos que vivieron en una época impregnada de conflictos y violencia como lo fue la II Guerra Mundial tenían urgencias históricas distintas a las de hoy. Estaban acosados por problemas en todos los órdenes. Se encontraron inmersos en una realidad trágica. Entonces podrían haberse preguntado para que ocuparse del ser mientras miles de hombres viven en condiciones infrahumanas mueren en guerras, ocuparse del ser, ¿no es ofensivo, una impertinencia, una insolencia? [6] La respuesta era no. De que otro modo podrían haber afrontado la situación vivida sino era conociéndose a si mismos y comprendiendo sus limitaciones.
Necesariamente pasamos por el dolor, como también por el placer y uno puede llegar a conocerse teniendo en cuenta las reacciones hacia él. Las experiencias nos constituyen y determinan quienes somos. Sin duda nos cambian, nos hacen evolucionar, para bien o para mal. Pero somos propensos al cambio. Mantenerse en estabilidad es difícil , Ahora la duda es cuanto podemos soportar antes de caer en la locura, en la perdición y en la muerte. Quizás nunca lo sepamos porque nuestra vida es en general monótona. Depende de nosotros reflexionar acerca de nuestro fin en este lugar.