Pese a que ya paso más de una semana del recital, y aunque volví de ahí con más que muchas ganas de escribir algo sobre todas las cosas que pasaron por mi mente, mis venas y mis nervios, nunca me senté a plasmar todas esas ideas. Pero ayer, en una larga y profunda charla con una de esas personas que ves no más que una o dos veces al año, pero que aparecen en el momento justo para hacerte bajar los pies a la tierra; mi amigo "callejero" (como él bien se definió) y artista (como lo defino yo) me dijo: -"Escribí Mayra, escribí."-
Así que me siento acá, creo que con expectativas cero, a tratar de contar o contarme, con un enfoque específico, alguna que otra cosa que pasa por mi cabeza y que probablemente si no hiciera esto no tomaría conciencia de eso que ocurre.
Como le dije a mi amiga Sara, dejando de lado la emoción que causa cualquier recital a todas las personas que amamos la música, de repente me vi sentada en River esperando por ver el Gran Espectáculo de uno de los más grandes artistas y comunicadores que tuvieron la suerte de pasear por las mentes de millones de personas, en una época en que posiblemente hayan sido pocas las que tenían la posibilidad de ver que cosas estaban cambiando en el mundo, a que lugar nos estaban llevando y que cosas intentaban hacer con nosotros y con el planeta; y que usaron ésa suerte para trazarse una misión.. y lo que es aún más admirable, ésa misión JAMÁS se vio modificada con el gusto de la fama.
-"Estamos acá sentadas, y estamos haciendo Historia"-. Fué lo único en que podía pensar. Y nunca me sentí tan grande y tan chica al mismo tiempo, pero siempre sumamente importante e imprescindible. Me sentí elegida, afortunada, recompensada por la vida por tener la oportunidad de ser partícipe de un show de una calidad técnica, artística y filosófica como creo nunca más en mi vida voy a tener la posibilidad de ver.
Creo que es imposible explicar con palabras la profundidad a la que llegó en mi mente Roger. Además de que no creo que esta sensación pueda ser la misma en nadie más; y creo que eso es algo que en The Wall está bien desarrollado. Es como un cañón que apunta y dispara en millones de direcciones, y con una intensidad que va modificándose según la espesura del ambiente que rodea a cada uno de los blancos. Nunca un impacto va a ser igual al otro.
Y como todo impacto genera energía, y toda energía debe ser transformada en otro tipo de energía; vamos a tener como resultado infinidad de acciones, infinidad de pensamientos, infinidad de sentimientos, infinidad de movimientos que van a cambiar una porción del Universo, y que no son mas que el producto de la energía transmitida entre un par de neuronas, en la cabeza de un artista, 30 y pico de años atrás.
Energía Energía Energía Energía Energía Energía Energía Energía Energía Energía Energía Energía (...)
Afortunadamente esto me sirvió para reforzar mi teoría "religiosa no-religiosa", de la que nunca escribí nada todavía pero que en algún momento seguramente lo haré, de que "Dios" no es sino YO. Es la Energía de una mente. De MI mente. Y no está en otro lado mas que dentro mio.
Y si las grandes religiones funcionan/aban congregando gente, llevando a cabo rituales, generando una acumulación energética proveniente del interior de cada uno de aquellos creyentes (que en lo personal lamento desvíen la energía en esa dirección)... ¿Qué fué The Wall sino exactamente eso? ¿Qué es entonces juntar a miles de personas y conectarlas con una ideología, un sentimiento, una fuerza interior que los une por un par de horas; y después se encarga de dispersarlos de manera tal que esa energía que se llevan consigo pueda ser trasladada a algún lugar en donde no haya ninguna de este tipo y pueda ser transformada para generar un cambio, mínimo o no, un cambio? ¿Qué es esto sino DIOS?
Una vez más Nietzsche no estaba equivocado. "DIOS ha muerto, el hombre lo ha matado" (Más vale que esta vez se entienda).
