"Aquellos que fueron vistos bailando eran considerados locos por aquellos que no podian escuchar la musica" F.N.

3.29.2012

Tanto tiempo Übermensch

Después de un considerable tiempo de no sentarme a dialogar con mi filósofo favorito; me bastó leer solamente la primera parte del Prólogo de uno de sus libros, para darme cuenta cuánta falta me hizo..


Prólogo 


1. -"Nosotros, los que conocemos, nos desconocemos a nosotros mismos y de ello resulta que nosotros mismos somos desconocidos para nosotros mismos; esto puede ser explicado. Ocurre, que jamás nos hemos buscado, y entonces, ¿de qué modo podría producirse un día "nuestro encuentro"? Y con mucha razón se ha afirmado: "Allí donde reside tu tesoro, allí también reside tu corazón"; y nuestro tesoro estará allí donde se afirman las colmenas de nuestro conocimiento. Y estamos destinados a ellas como animales alados que somos y como recolectores de la miel del espíritu, y nuestra preocupación esencial consiste en una sola cosa y es la de llevar a casa algo. En lo concerniente a la vida, a las llamadas vivencias, ¿quién de nosotros tiene la suficiente seriedad para experimentarlas? ¿O acaso el suficiente tiempo para ellas? Me temo que en tales cuestiones jamás hemos prestado la debida atención "a la cuestión misma"; y ello, porque nuestro corazón no reside allí . ¡Y tampoco nuestro oído! Por el contrario, así como aquel hombre absorto y distraído por la divinidad sobresalta por las doce campanadas del mediodía cuando suenan con estrépito en su oído, y que luego se pregunta, "¿qué cosa es lo que ha sonado?".
Así también nosotros, a veces, nos frotamos los oídos después de haber ocurrido las cosas y nos preguntamos, con absoluta perplejidad, "¿qué es lo que en realidad hemos vivido ahí?", más aún, "¿quiénes somos nosotros en realidad?". Y nos ponemos a contar una vez que han tenido lugar como hemos dicho, las doce sonoras campadas de nuestra vivencia, de nuestra vida, de nuestro "ser", y nos equivocamos en la cuenta. Cuando esto ocurre, forzosamente, permanecemos extraños a nosotros mismos, no nos entendemos, y por ello tenemos que confundirnos con otros. Y tan es así, que en nosotros se constata aquella frase que dice "cada uno es para sí mismo el más lejano", y en lo que a nosotros concierne somos "desconocidos para nosotros mismos". "-


Friedrich W. Nietzsche, Genealogía de la Moral.