-"Otra mujer habría entornado los ojos, o al menos lagrimeado. Otra mujer le habría dirigido una mirada de aprensión, implorante, tal vez de enfado, porque sus palabras sin duda sonaban como el principio de un "Adiós, me voy."
Pero ella lo miró fijamente, serenamente, dispuesta a aceptar, aliviar o disculpar a un hombre ante la adversidad o con problemas. Una mirada aceptadora por adelantado, pues no creía que ninguno de ellos -a la larga- daría la talla. Y cualquiera que fuese la razón, estaba bien. Sin reproches. Nadie tenía la culpa."-
Beloved. Toni Morrison.