Bar La Sucia Mañana de Lunes
El bar abre los domingos por la tarde. A las cinco. Densas nubes de humo azul cubren el ambiente. El humo se desliza por los hombros, por las manos, por las nalgas, por las tetas de aquellos hombres y mujeres que están sentados en la barra, en silencio, chupando su cigarrillo eternamente, sin afán trip trip trip. Nadie habla con nadie. Nadie le enciende un cigarrillo a nadie. Nadie se llama Nadie. Nadie tiene a nadie. Nadie se fuma su cigarrillo. Nadie se toma su vodka con hielo. Nadie tiene el culo frío. Nadie ama a nadie. Nadie odia a nadie. Nadie es nadie. Nadie tiene la mirada yo no sé trip trip trip, qué vaina tan jodida. Nadie viene todas las noches y le dice a Nadie oye Nadie no te acerques a nadie. Nadie no quiere nada con nadie trip trip trip. Una noche Nadie se levantó de su asiento en la barra y se dirigió al baño, al fondo a la derecha muñeco. Nadie se miró al espejo, al sucio espejo que había reflejado muchos nadies en muchas tontas noches de domingo y entonces Nadie se dijo no soy nadie, qué vaina tan jodida trip trip trip y se destapó los sesos con una pistola y tal vez nadie pensó en la canción de Lennon que dice que la felicidad es un revólver ardiente trip trip trip. Nadie escuchó el disparo que provenía del wc, al fondo a la derecha. Pero Nadie no murió en el acto. Antes de morir escribió en el espejo del wc que odiaba la sucia mañana de lunes, qué vaina tan jodida, y de ahí salió el nombre del puto bar trip trip trip. Desde ese día la víspera de los lunes los habituales del bar se dirigen al wc y vomitan en honor a Nadie que bautizó con su sangre, un poco de pólvora y vodka la sucia mañana de lunes en el espejo del wc, qué cosa tan seria.
La sucia mañana de lunes. Opio en las Nubes. Rafael Chaparro Mediedo.
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