-"(...)
Grigoreiev
- ¿Se acuesta usted de madrugada?
Kirilov
- Siempre. Desde hace tiempo. De noche, reflexiono.
Grigoreiev
- ¿Toda la noche?
Kirilov
- Si. Es necesario. ¿Comprende usted? Me intereso por las razones
por las cuales los hombres no se atreven a matarse.
Grigoreiev
- ¿No se atreven? ¿Le parece a usted que no hay bastantes
suicidios?
Kirilov
- Normalmente, deberían haber muchos más.
Grigoreiev
- ¿Y qué es lo que le impide a la gente suicidarse, según usted?
Kirilov
- El sufrimiento. Los que se matan por locura o desesperación no
piensan en el sufrimiento. Pero los que se matan por razón piensan
en eso, forzosamente.
Grigoreiev
- ¿Cómo? ¿Hay gente que se mata por razón?
Kirilov
- Mucha. Sin el sufrimiento y los prejuicios, habría muchos más, un
gran número, todos los hombres, sin duda.
Grigoreiev
- ¿Qué?
Kirilov
- Pero la idea de que van a sufrir les impide matarse. Hasta cuando
sabe uno que no hay sufrimiento, la idea queda. Imagínese que una
piedra grande como una casa cayera sobre usted. Usted no tendría
tiempo de sentir nada, de sufrir de veras. Pero así y todo, uno
tiene miedo y retrocede. Es interesante.
Grigoreiev
- Ha de haber otra razón.
Kirilov
- Sí. El otro mundo.
Grigoreiev
- Quiere decir el castigo.
Kirilov
- No. El otro mundo. Uno cree que hay una razón para vivir.
Grigoreiev
- ¿Y no la hay?
Kirilov
- No. No la hay, y por eso somos libres. Vivir o morir es
indiferente.
Grigoreiev
- ¿Cómo puede decir eso con tanta calma?
Kirilov
- No me gusta pelear y no me río nunca.
Grigoreiev
- El hombre teme la muerte porque ama la vida, porque la vida es
buena. Eso es todo.
Kirilov
- ¡Es una cobardía! ¡Una cobardía, nada más! ¡La vida no es
buena! ¡Y el otro mundo no existe! Dios es sólo un fantasma
suscitado por el miedo de la muerte y del sufrimiento. Para ser
libre, hay que vencer el sufrimiento y el terror, hay que matarse.
Entonces, ya no habrá Dios y el hombre por fin será libre. Entonces
se dividirá la historia en dos partes: del gorila a la destrucción
de Dios y de la destrucción de Dios...
Grigoreiev
- Al gorila.
Kirilov
- A la divinización del hombre. El que se atreve a matarse, ése, es
Dios.. Nadie ha pensado todavía eso. Yo, si.
Grigoreiev
- Ha habido millones de suicidas.
Kirilov
- Nunca por eso. Siempre con temor. Nunca para matar el temor. El que
se matara para matar el temor, en ese mismo instante, sería Dios.
(...)"-
-"(...)
Stavroguin
- ¿Usted cree en la vida futura?
Kirilov
- No creo en la vida futura eterna. Creo en la vida eterna aquí
mismo.
Stavroguin
- ¿Aquí mismo?
Kirilov
- Si. Ciertos instantes. Una alegría que si durara más de cinco
minutos nos mataría.
(...)"-
-"(...)
Kirilov
- Somos dos miserables. Yo voy a matarme y tu vivirás.
Pedro
- Claro que viviré. Yo soy cobarde. Es cosa despreciable, lo sé.
Kirilov
- Sí, sí, es despreciable. Escucha. ¿Recuerdas lo que el
Crucificado le dijo al ladrón que estaba a su derecha? "De
cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso." El día
se terminó y no hubo ni Paraíso ni Resurrección. Y sin embargo,
ese hombre era el más grande de toda la tierra. El planeta y todo lo
que hay encima no es sino locura sin ese hombre. ¡Pues bien! Si las
leyes de la naturaleza no han respetado a semejante hombre, si ellas
lo han obligado a vivir en la mentira y a morir para una mentira,
entonces todo este planeta no es más que mentira. ¿A qué vivir,
entonces? Contéstame, si eres un hombre.
Pedro
- ¡Claro! ¡A qué vivir! He comprendido muy bien su punto de vista.
Si Dios es una mentira, entonces estamos solos y somos libres. Usted
se mata, usted prueba que es libre, y ya no hay Dios. Pero para eso
tiene que matarse.
Kirilov
- Has comprendido. ¡Ah!, todo el mundo comprenderá si hasta un
crápula como tú puede comprender. Pero alguien tiene que empezar y
matarse para probarles a los demás la terrible libertad del hombre.
(...)"-
Los
poseídos. Albert Camus.
(adaptación teatral del original de
Dostoiewsky. Traducción de Victoria Ocampo.)
Dios
ha muerto. El hombre lo ha matado.
F.N.